El Sábado 11 de Julio se estrenó la ultima obra dirigida por Jorge Renoldi, basada en los textos de Diego Bañares, en el Centro Cultural Aristenes Papi. Aquella fría noche el público Salteño, entre colegas actores y adeptos al teatro, se hizo presente espectante a la nueva propuesta.
Promocionada como un espectáculo que no era ni el Paraíso Inutil de Romina Chávez Díaz, el Malentendido de Albert Camus, o Eva y la Muerte con Ana Maria Parodi (todos recordados éxitos); esta obra apostó, ante todo, al talento de los actores como principal elemento componente durante poco más de una hora. Y es que no hubo escenografía, vestuario, maquillaje o un adicional estético que interviniera en la relación que mantuvieron Mariano Madrazo y María Pía Carballo con el público; una relación que con el paso de los diferentes personajes, situaciones y diálogos se torna en la misma que establecen dos únicos seres en el universo, íntima, de dominio.
Parafraseando al autor "...El teatro para merecer el título de arte independiente, debe priorizar ese espacio intermedio entre público y escena. Esa zona de misterio y malos entendidos, de sugerencias y fracasos, de peligro constante..." ¿Son estas palabras puestas en práctica por Renoldi?, la intención del autor fué tal vez que este texto se transformara en una experiencia más de contrucción actoral. La visión del director en este caso suma a esta propuesta. La idea de un teatro reglado artística y formalmente se desafía con esta visión, el espacio entre actor y público, el riesgo de una puesta extrema (o distinta) hacen del teatro un arte diferenciado. Pocos elementos y mayor entrenamiento de actores es lo que se pudo observar; construcciones que debían hacer del espectáculo una práctica sensitiva, visual, del cara a cara. Solo los silencios y las sombras permitieron el distanciamiento.
El ritmo que llevaron tanto Madrazo como Carballo se completó con la elaboración de personajes claros, definidos cuya belleza en algunos casos radicaba en la misma fealdad de la fisonomía, mentalidad y gestualidad. Hay que considerar accidentes no previstos como la rotura del sujetador de cabello de la actriz o el golpe sufrido en la cabeza por Madrazo al caer en una de las escenas; situaciones que salvaron estrategicamente.
Sin duda alguna esta pieza convocará tanto antiguos como nuevo seguidores del teatro de Renoldi. La recomendación es asistir, invitar y disfrutar.
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